LA MÁS HERMOSA VIRTUD DEL HOMBRE
Después de haber cumplido misiones internacionalistas en la hermana República de Angola, el doctor en Medicina Veterinaria, Camilo Alberto Ramos Solís se reintegró nuevamente a sus funciones técnicas en la Empresa de Ganadería del Municipio Sagua, al norte de la provincia de Villa Clara, en la región central de la isla de Cuba, lugar en el que laboró a partir de su graduación y que él define como " su escuela para la profesión y la vida".
Allí tuvo sus primeras experiencias, no sólo como médico veterinario, sino también como dirigente en diferentes responsabilidades administrativas, ya que su expediente de líder político se remonta a la época de estudiante universitario cuando desempeñó distintos cargos en la FEU, organización en la que se manifestaron ya en su juventud, los atributos del carácter que le acompañan: una excepcional laboriosidad, energía, sentimiento del colectivismo, honestidad y una adecuada sociabilidad; aunque según él, los rasgos que más lo definen son la total identificación con los principios de la Revolución y una ilimitada confianza en su Comandante en Jefe.
Fueron todas estas características personales las que influyeron a la hora en que el Comité Provincial del Partido en Villa Clara, encabezado por su Primer Secretario, compañero Raúl Rodríguez, propusiera su nombre para la importante responsabilidad que hoy desempeña como director del Instituto Nacional de Investigaciones para el Control Biológico. Y precisamente, con el objetivo de conocer cómo fue que llegó a esta responsabilidad, es que le lanzamos la primera interrogante al Doctor Ramos Solís.
"Un día me citaron a la Dirección Provincial de la Empresa", me cuenta sentado cómodamente en el despacho donde realizamos esta entrevista y que él ocupa ya desde hace diez años. "En ello no había nada de extraordinario, pues como Técnico Principal de la Empresa en el municipio, con frecuencia era llamado allí. Tampoco me extrañó que mi jefe provincial estuviera aguardando por mí para dirigirnos juntos hasta el edificio del Partido, pues la mayoría de las orientaciones que recibíamos y hasta los lineamientos mismos de nuestro trabajo, partían del seno de la organización política, muchas de ellas dispuestas por el propio Fidel. Cuando llegamos nos hicieron pasar a un pequeño salón de reuniones, y la presencia allí del Viceministro Primero de la Agricultura, junto a un grupo de altos dirigentes de la provincia esperando por mí, me aseguraron de que no se trataba de un asunto relacionado con el trabajo cotidiano, pero nunca imaginé la tarea que se me iba a platear".
Y la reunión que Camilo Alberto intuyó no era para abordar cuestiones de la práctica diaria de sus funciones, se convirtió en un punto de giro en la vida profesional del veterinario, y especifico este plano, pues su vida personal gozaba de una gran estabilidad.
Tamara, su esposa era en la época en que ellos se conocieron profesora de Geografía en la Escuela Secundaria Básica de Cifuentes, y en su jeep muchas veces él la recogió en la carretera sin que entre ellos se estableciera una relación más allá del saludo y de comentarios intrascendentes durante los tiempos del trayecto. Fue en una gira turística en la que coincidieron en el extranjero donde se inició la empatía "que luego dio lugar al amor", me cuenta y sonríe.
En 1978, Camilo fue seleccionado para realizar un viaje de estímulo por la Unión Soviética durante quince días. Podía haber llevado un acompañante, pero por diferentes razones decidió ir solo. El grupo que conformaba la delegación turística estaba integrado por catorce matrimonios, él y Tamara, que también viajaba sola al extranjero. Como cuando se vieron en el aeropuerto ya se conocían, y no así al resto de los compañeros del grupo, se saludaron y se pusieron a conversar, y allí mismo comenzaron las equivocaciones con respecto a ellos. Todos los daban por pareja y tanto en el avión como en los ómnibus turísticos en que se movieron por Moscú, Minsk y Leningrado, tuvieron que sentarse juntos. En los restaurantes, si las mesas eran de cuatro, compartían una con alguno de los matrimonios que les acompañaban o debían sentarse uno al lado del otro cuando era una mesa común para el grupo. En las fiestas, si querían bailar, casi siempre tenían que invitarse ellos mismo, y en más de un hotel a los que llegaban, les habían asignado una habitación matrimonial. En todos se resolvía la situación, pero en el Leningrado no hubo forma de que les dieran dos habitaciones y entonces Camilo, y él lo cuenta siempre sonriendo, tuvo que ir a dormir con Alexis, el guía moscovita.
_______________________________________________________________
LEA LAS EDICIONES DE LA AGENCIA DE PRENSA NOVOSTI
"URSS" revista mensual editada en Cuba por la Agencia de Prensa Nóvosti.
"Novedades de la Unión Soviética" revista mensual editada en la Argentina.
"Enfoque Internacional" revista mensual editada en Colombia.
"Panorama Internacional" revista mensual editada en el Perú.
LAS EDICIONES PERIÓDICAS SOVIÉTICAS tratan de la política interior y exterior de la URSS, de los logros de la ciencia y la cultura, de la vida de los pueblos de nuestro país. "Información en aras de la paz y de la amistad entre los pueblos" es el lema de la Agencia de Prensa Nóvosti.
_______________________________________________________________
Tamara es graduada de la Licenciatura en Enseñanza Media y Superior en la especialidad de Historia, Geografía y Astronomía del Instituto Superior Pedagógico Félix Varela de Santa Clara, centro donde desde 1981 trabaja como Profesora y Vicedecana Docente en la Facultad de Humanidades. Madre de un par de gemelos de su primer matrimonio y de una hija de Camilo Alberto, es un ejemplo típico de la mujer cubana actual: trabajadora, ama de casa y revolucionaria que sabe planificar su tiempo para poder cumplir con las tareas que como militante del Partido Comunista que es, debe desempeñar, además de sus responsabilidades como federada y miliciana.
Pero volvamos al asunto que motiva este trabajo.
La probada adhesión de Camilo Alberto Ramos Solís a los principios del Socialismo y la Revolución, su admiración justa y sincera por Fidel, junto a su laboriosidad, su capacidad organizativa y su sentido de la responsabilidad y la disciplina eran suficientes para llevar adelante cualquier tarea que se le asignara. Cuba tenía el propósito de abandonar el uso de insecticidas y plaguicidas en sus cultivos, y a Ramos Solís se le planteó la necesidad de que fuera el director del Instituto Nacional de Investigaciones para el Control Biológico que se abriría en Santa Clara para realizar los estudios pertinentes a tales fines.
La designación del joven veterinario despertó inquietudes en algunas personas, y él mismo fue el primero en dudar de su capacidad para tal misión, pero los resultados alcanzados por el centro en su primer decenio han demostrado lo acertado del nombramiento de Ramos Solís.
Los éxitos alcanzados por el INICBI (Instituto Nacional de Investigaciones Científicas para el Control Biológico) en el campo de la investigación científica y los resultados económicos logrados por la aplicación de estos en la agricultura son del dominio de determinados círculos en el ámbito político y administrativo de la isla, pero no así por el gran público de la población. Solidaridad Socialista pretende con la publicación de este trabajo que los lectores de nuestra revista en todo el mundo conozcan no solo de estos logros, sino también a la persona que los ha generado con su inteligencia y su corazón.
Al doctor Ramos lo conocí en uno de sus frecuentes viajes a la URSS para el intercambio con sus colegas del Instituto de Biología Agrícola del Volgrado(*), en aquella oportunidad intenté acercarme al hombre que iniciaba estos trabajos en Cuba, pero siempre mi interlocutor interponía al científico, al dirigente y al revolucionario que hay en él, y no logré el acercamiento más personal e íntimo que pretendía. En aquella oportunidad recuerdo que sólo logré me enseñara una foto de su familia en la que aparecía con una bebita en brazos: su hija Melba Aidee, junto a su esposa Tamara y los hijos de esta: Ángel y Miguel, muchachos de unos diez u once años cuando entonces.
Hoy de visita yo en Cuba, regreso de nuevo a mi primera intención e insisto en entrevistar al Doctor Ramos Solís, pero a sabiendas que no podré separar al individuo de su condición de ser social como erróneamente pretendía en el año ochenta y uno cuando conversábamos en la Plaza Roja de Moscú, mientras esperábamos nuestro turno para entrar al Mausoleo de Vladimir Ilich Lenin. Para ello, en primer lugar, me interesé por su trabajo y, con la debida autorización del Partido, le pido me invite a las instalaciones del INICBI. La cita queda concertada para el próximo día.
Para mi sorpresa, es el propio Camilo Alberto quien pasa por el hotel a recogerme. Maneja un Moscovich blanco forrado interiormente de rojo vino. "Fue un regalo personal del propio Comandante", me comenta orgulloso mientras atravesamos por debajo del follaje de las majaguas que bordean la avenida de salida de la ciudad. "Me lo entregó cuando el Instituto, por sus resultados, alcanzó la condición de Centro Modelo en la Emulación Socialista del Sindicato de la Educación y la Ciencia".
¿Era la primera vez que veías a Fidel personalmente?, le pregunté interesado por entrar en el conocimiento de algunas de sus emociones más íntimas, sin saber que le había dado pie para desviar la conversación a un tema que con tanto placer le gustaba abordar: hablar del máximo líder de la Isla. "Fidel es un ser extraordinario", me comenta, "cuando se está cerca de él o lo oyes hablar, es siempre como si fuera la primera vez".
Y precisamente, el amor con que cuida el Moscovich, es muestra de la admiración que Camilo siente por su Comandante en Jefe. Se lo señalo, y él se sonríe. Entonces es que me habla espontáneamente de su familia. "Los muchachos quieren aprender a manejar, pero tendrán que hacerlo en el polaquito de la madre, porque este no se lo presto a nadie".
Los muchachos a que se refiere, son aquellos niños que hace ocho años vi en una foto en Moscú y que ya hoy terminan sus estudios de Preuniversitario. Ángel, el más comunicativo y dispuesto, según el propio Camilo Alberto, el próximo curso irá a la Unión Soviética a estudiar Ingeniería Nuclear. Miguel, por su parte, seguirá los pasos de la madre e ingresará en el Instituto Superior Pedagógico. Será la primera vez que estos gemelos, tan iguales físicamente, pero de tan diferentes personalidades, se separen.
¿Y la niña? pregunto yo ¿Melba Aidee?, pero la llegada al INICBI interrumpe el tema de la conversación.
Los edificios del Instituto de Investigaciones son cinco módulos de dos plantas pintados de blanco para resaltar entre tanto verde que le rodea. Después de atravesar frente a la garita de la entrada, una senda nos conduce hasta la plazoleta que sirve de estacionamiento y donde framboyanes encendidos de rojo, le dan sombra a los autos. Celebro la útil belleza de aquellos árboles, pero mi anfitrión me explica que no siempre es así, pues hay épocas del año en que las ramas quedan desnudas de hojas y flores, entonces los carros carecen de la protección para los intensos rayos del sol del trópico. "En ese tiempo", me dice con cierta picardía, "yo no saco el Moscovich del garaje de la casa".
Caminando nos dirigimos al edificio donde radica la dirección y compruebo el respeto y admiración de los trabajadores por su jefe. Todos le saludan con afecto. Al interés de Camilo, el jardinero le responde que ya el niño está bien de salud; a una de las muchachas de la oficina le entrega el libro prometido: el primer tomo de la novela El bloqueo de Alexandr Chakovski, y así, con todos los que nos vamos encontrando. Entramos al despacho y mientras que el director del INICBI atiende unos asuntos sobre su buró, examino el local con la vista. Todo es confortable y moderno, sin lujo, pero organizado y limpio. Una foto de Fidel ocupa una de las paredes laterales del local y constituye el único adorno sobre ellas.
Pero pienso no tanto en el despacho, como en su dueño y comprendo que cuanto más converso con él, más deseos siento de preguntar, de enterarme, de comparar mi manera de ver la vida con su habilidad para alegrarse de esta, de admirar a la gente, a Fidel...
Camilo es un magnífico interlocutor, sabe relatar y escuchar. Cuando habla de sí mismo, me parece que trata de desdoblarse y verse con los ojos escudriñadores de los demás. No entiende a las personas que prometen y no cumplen. No acepta la indisciplina y mucho menos la falta de honestidad.
¿De dónde saca, usted, tantas energías?
"¡Lo sé!", responde categórico con su peculiar sonrisa tristona. "De mi deseo de cumplirle a Fidel, a la Patria y al Socialismo."
_______________________________________________________________
¡ A P R E N D A R U S O !
Los manuales de la editorial "Russki Yazik" (El idioma Ruso) le ayudarán a conocer mejor la vida en la URSS, su rica historia y cultura, los adelantos de la ciencia, la técnica y de otras esferas.
Usted puede adquirir estos libros en las librerías que figuran en la página 176 de Solidaridad Socialista.
Ul. Dimitrova 39;
113095 Moscú; URSS. MEZHDUNARODNAYA
Teléfono: 238 ‑ 46 ‑ 00 K N I G A
Télex: 41 11 60
----------------------------------------------------------------------------------------
Centro Vanguardia Nacional desde 1984, el INICBI consolida cada vez más su labor científica y la vincula con la producción agrícola del país, para ello, integrantes del colectivo de investigadores forman parte de diferentes grupos multidisciplinarios que asesoran los planes del Ministerio de la Agricultura.
El ámbito de acción del INICBI no se limita sólo a Cuba, pues pertenece al Sistema de Centros de Investigación de las Ciencias Agropecuarias del CAME y mantiene vínculos de intercambio de información con centros y universidades de Francia, Inglaterra, Canadá, México y Trinidad‑Tobago.
El doctor Camilo Alberto Ramos Solís es Diputado por el municipio de Sagua a la Asamblea Nacional del Poder Popular, máximo órgano de gobierno en Cuba, y miembro del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en Villa Clara. Posee la Medalla de la Alfabetización, la Medalla del Mérito Científico, la Medalla de Soldado Internacionalista y la Medalla de la Solidaridad, otorgada esta última por la República de Angola.
A la pregunta de que si se siente satisfecho, Camilo Alberto queda pensativo unos instantes y finalmente me responde: "satisfecho sí, pero no conforme. Un comunista nunca puede estar conforme. Cada día hay que luchar por ser mejor, en lo personal y en lo social. Soy un convencido del futuro luminoso del socialismo, de la derrota total del capitalismo y del destino comunista de la sociedad humana, pero estos logros serán más o menos inmediatos en la medida del esfuerzo de todos y cada uno de nosotros. Ser capaz de dar lo mejor de sí, es la más hermosa virtud del hombre...y de cualquier país"
Logrado mi propósito de conocer profundamente a este hombre, me apresto a abandonar el INICBI, y un grupo de trabajadores del centro, encabezados por su director, salen a despedirme, y para el último adiós, alguien grita:
─Viva la inquebrantable amistad cubano‑soviética!
─ ¡Viva! ─responden todos.
(*)Ver el trabajo "Trigo en probeta" en nuestra revista Solidaridad Socialista # 5, de mayo de 1981
(*)Ver el trabajo "Trigo en probeta" en nuestra revista Solidaridad Socialista # 5, de mayo de 1981.
No hay comentarios:
Publicar un comentario