No sé por qué a mí se me ocurrió escribir una novela precisamente con Camilo Alberto Ramos Solís como protagonista principal, cuando hasta en los periódicos de la época salieron hechos relacionados con su vida, como lo fue su graduación universitaria.
_______________________________________________________________
GRAN ENTUSIAMO EN EL ESTUDIANTADO PARA LA MARCHA DESDE LA SIERRA MAESTRA AL II FRENTE.
Participarán más de mil graduados de las tres universidades del país y 166 alumnos ejemplares del nivel secundario.
Periódico Granma, lunes 12 de septiembre de 1966[1].
_______________________________________________________________
Los dos últimos años de Camilo en la Universidad fueron trascendentales en su vida, pues coincidieron toda una serie de hechos que a su vez determinaron modificaciones de hábitos, cambios de actitudes, variaciones en los afectos, transformaciones de status y roles, metamorfosis de los principios filosóficos que sustentaban hasta ese momento su posición ante el mundo y un nuevo estado civil.
Lo primero fue que comenzó a fumar.
Esto se debió a la crisis emocional de Sara.
Por las tardes, Camilo y ella se reunían a estudiar en el laboratorio donde la muchacha se desempeñaba como responsable de equipamiento, y como Sara esperaba con ansiedad la asignación de una beca para ir a terminar su carrera en un país de la Europa Socialista, fumaba en exceso. Con semejante persona como compañera de estudios, era lógico que Camilo también comenzara a fumar.
Nina Solís supo que su hijo se había enviciado a la nicotina la mañana siguiente en que Camilo llegó a Jarahueca acompañado de Sara.
La situación de los trenes ya por esa época era caótica, y el de la tarde anterior se demoró dos horas en salir de Santa Clara por falta de aceite. A medio camino la locomotora se rompió, y allí estuvieron durante cuatro horas, tiempo en el que los pasajeros calmaron hambre y sed gracias a las cañas del cañaveral en el que se encontraban detenidos. A las dos de la mañana, los muchachos entraron con sigilo a la casa para no despertar a los padres de Camilo, se bañaron, comieron de lo que había sobre el fogón y se acostaron a dormir.
─Esta inmoralidad era lo último que me faltaba ver en ti.
─Pero, mami, si Sara durmió en la cama de Gustavo.
Camilo había invitado a Sara a pasarse ese fin de semana en su casa con el doble objetivo de sustraer a la amiga del stress por espera de la beca y para evitar que la madre, al menos por esa vez, le insistiera abandonar el país con ellos para ir a reunirse con Gustavo en Miami, quien, después de su expulsión de la Universidad, aprovechó la apertura del puerto de Camarioca y se había ido de Cuba en el yate de unos amigos.
─A mi casa no puedes traer mujerzuelas.
Camilo fue a responderle que Sara no era ninguna mujerzuela y que entre ellos sólo existía una sana amistad, pero comprendió que aquella discusión con su madre sería totalmente improductiva y temió, además, que su compañera de estudios se despertara y pudiera oírlos. Sin saber qué hacer, fue a salir de la cocina cuando vio a su amiga que se acercaba.
─No se preocupe, señora. Ya me marcho.
─Hace muy bien.
Camilo trató de convencer a Sara de que no se fuera. El padre, sin atreverse a tomar partido como le pedía el hijo, abandonó la casa y se fue a trajinar al patio, mientras que Nina Solís se mantenía sorda e inconmovible ante las explicaciones de Camilo.
Sara terminó de arreglarse, recogió sus pertenencias y se dispuso a salir, pero antes fue hasta donde Nina Solís.
─Lamento mucho su disgusto, señora ─le dijo─, pero es totalmente injusto e injustificado ─y sin esperar respuesta, se viró hacia Camilo y le preguntó─: ¿A qué hora es el próximo tren para Santa Clara?
Camilo no le respondió la pregunta y se limitó a decir:
─Me voy contigo.
_______________________________________________________________
A ORIENTE TREN CON JÓVENES DE LA MARCHA DEL II FRENTE
Periódico Granma, martes 20 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Con independencia de sus anacrónicos criterios morales, no acordes con la conducta de relación que se establecía entre los jóvenes cubanos de aquella época, inconscientemente Nina Solís exacerbó los detalles de la visita de Sara a su casa y fortalecer así el motivo que su instinto maternal necesitaba para poder fallar a favor del deseo.
Al día siguiente del hecho, ella y su esposo se presentaron a las autoridades de emigración de Yaguajay para solicitar la salida del país, pues la negativa de Camilo de acompañarlos ya no les importaba. Pero una vez más su hijo apareció como inconveniente para el viaje.
─Se les está dando preferencia a las familias que pueden entregarles sus casas al Estado.
─Ese es nuestro caso ─dijo Nina Solís.
─No, ciudadana ─replicó el oficial sin la amabilidad mostrada hasta ese momento─, ustedes tienen un hijo...
─Que no vive con nosotros.
─Está becado en la Universidad ─alegó Gustavo Ramos.
─Pero que tiene su libreta de abastecimiento en esta dirección y ello le da derecho a la casa. Sin él ─dijo el militar con una expresión de cierta satisfacción─ no se pueden ir de Cuba.
Nina Solís comprendió que el oficial iba a seguir hablando y que aquella pausa la había hecho sólo para tragar saliva, por lo que le oprimió ligeramente la mano a su esposo para que no fuera a interrumpir, y esperó.
─A menos que...
─ ¿A menos qué?
_______________________________________________________________
MARCHA RAÚL CASTRO A LA CABEZA DE SEGUIDORES DEL II FRENTE.
Joaquín Orama, enviado especial.
Periódico Granma, jueves 22 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Al curso siguiente, Sara se trasladó a la Universidad de La Habana para allá terminar la carrera, y su partida determinó que Rita se decidiera aceptar a Camilo.
Camilo conoció a Rita en un trabajo voluntario un domingo cuando él ya cursaba su segundo año. La llegada de la primavera había hecho brotar la yerba en los contenes de la carretera que unía a la Universidad con la ciudad de Santa Clara, y el Comité Municipal del Partido le había asignado a la FEU la tarea de chapearlos para comenzar a evaluar la actitud política de los estudiantes, aspecto este decisivo a la hora de una futura posible graduación como profesionales de la Revolución. Ello se le hizo saber al alumnado, especialmente a los de las Facultades de Letras y Psicología, designándose a los de Tecnología como padrinos de los primeros, y a los de Ciencias Agropecuarias, de los segundos.
¡─Qué pinchen! ─dijo el funcionario del Partido que atendía a la Universidad en la reunión del Comité de Base de la U.J.C.
Conocedores de causa, los alumnos fueron invitados para estar ese domingo a las seis de la mañana en la plazoleta frente al teatro universitario. Después del pase de lista y reparto de los instrumentos de trabajo, abordaron los camiones que los llevarían para la susodicha carretera sin saber que la tarea de despejar sus orillas también, y por equivocación, el Partido se la había asignado a los Comités de Defensa de la zona, por lo que cuando llegaron a ella, decenas de cederistas blandían sus machetes contra los verdes invasores que pretendían ocupar la vía pública propiedad del pueblo de Cuba.
Hubo necesidad de volver a la ciudad para recibir nuevas orientaciones en las oficinas del Comité Municipal del Partido, pero el compañero que allí estaba de guardia no sabía nada del asunto y no se atrevió a dar una orientación que luego podía resultar inoportuna. Fueron los mismos estudiantes los que acordaron ir de nuevo hasta la Universidad, y ya que había que cortar yerba, hacerlo en las márgenes del río que atraviesa los terrenos de la institución.
─Tecnología y Letras por la margen izquierda. Ciencias Agropecuarias y Psicología por la derecha.
─Quienes primero lleguen al final, ganarán la emulación.
Y como atletas que corren los cien metros en una olimpiada, descendieron el talud del terraplén de aproche del puente para comenzar sin pérdida de tiempo la actividad productiva. Quince minutos después, Camilo Alberto se acercó hasta una de las "psicólogas" para ver qué le ocurría y se la encontró llorando.
─No puedo con el machete.
Camilo Alberto sintió lástima de la muchacha y tomándola por la barbilla le levantó el rostro para secarle las lágrimas. Fue entonces que le vio los ojazos azules y comprendió lo absurdo de aquel pantalón y aquella camisa de burda tela para cubrir la tersura de piel tan fina, lo grotesco de unas inmensas botas militares en muchacha de pies tan diminutos, y lo vandálico del tosco sombrero de yarey ocultando semejante cabello dorado.
─Yo te ayudo muñeca ─dijo más con el corazón que con los labios.
Y comenzó a hacer su trabajo y el de la muchacha y el de toda la brigada con tanto ímpetu que cuando por la rivera opuesta los capataces de Tecnología llegaron con sus subalternos de Letras al límite de la finca universitaria, ya acá terminaban de merendar y cantaban al son de una inexplicable guitarra.
_______________________________________________________________
RECORRIÓ 15 KILÓMETROS EN SU PRIMERA JORNADA LA MARCHA DEL II FRENTE.
Periódico Granma, viernes 23 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Cuando esa tarde, Rita le contó a la mamá que tenía un pretendiente, Liz Baliño le advirtió cómo debía manejarlo, y ello le costó todo un curso a Camilo esperando diariamente a Rita en la entrada de la Universidad antes de que la muchacha se decidiera a darle el sí.
Si alguien en el mundo ha tenido un nombre acorde con su actitud ante la vida, esa era Liz, la mamá de Rita. En realidad ella se llamaba Isabel, pero cuando siendo una adolescente emigró con sus padres hacia los Estados Unidos, adoptó la traducción de Liz. Burguesa más de alma que de posición económica, se casó con un médico santaclareño que años más tarde se vinculó a la lucha clandestina contra la tiranía batistiana y finalmente estuvo en la guerrilla del Che en el Escambray durante los dos últimos meses de lucha insurreccional, por lo que al triunfo de la Revolución fue lógico que ocupara importantes cargos de dirección en el ámbito de la Salud Pública en la provincia.
Liz disfrutó el regreso del marido en la cama nupcial en medio de la euforia por el triunfo de la Revolución, y si en algún momento después tuvo la intención de acatar los paradigmas pro imperialistas, racistas, antisoviéticos, clasistas y migratorios de sus ex amigas del Tenis Club, la entrega a su esposo de una de las mansiones de las familias que se iban hacia los Estados Unidos, le hizo ver las ventajas que gozaría la clase dirigente en el proceso de cambio que lideraba Fidel Castro Ruz. Acercó a primera fila el lejano parentesco que tenía con Carlos Baliño, creó toda una historia familiar de participación comunista en la lucha emancipadora del pueblo cubano, historia que la que encajaba como anillo al dedo la estancia de sus padres en la Florida buscando trabajo durante la tiranía machadista, y se convirtió en una ferviente y activa militante revolucionaria. Fundadora de la F.M.C., presidenta del C.D.R. de su cuadra, jefa de un pelotón femenino de la M.N.R., interventora y directora de la Escuela de los Hermanos Maristas y apasionada trabajadora en las movilizaciones dominicales a la agricultura, aunque sin dejar de rememorar con añoranza en lo más hondo de su pensamiento, la época de las compras en El Encanto, los bailes en el Liceo y las criadas en la casa.
La fragilidad de Rita enorgullecía la virilidad de Camilo, y el cariño meloso de su novia, lo hizo renacer. Él era el macho protector; ella, la hembra indefensa y sumisa. Virgen la quiso conservar para la boda y, aunque oportunidades tuvieron de consumar el hecho carnal, creía afrenta tan siguiera la provocación. Satisfacía él sus apetencias sexuales con una complaciente cocinera de la Universidad y no imaginaba semejante necesidad en su muñequita de Biscuit, por lo que se sorprendió alarmado el día que Rita le llevó la mano hasta su vulva, se introdujo en la vagina uno de los dedos de su novio, e inició ella misma el movimiento masturbatorio.
─Ya pronto nos vamos a casar ─dijo a manera de justificación cuando Camilo la miró interrogante.
_______________________________________________________________
ENTRARAN HOY LOS ESTUDIANTES EN TERRITORIO DEL II FRENTE.
Proeza de los estudiantes de Secundaria en la travesía de Cruces
de los Baños a El Sur.
Joaquín Orama, enviado especial.
Periódico Granma, sábado 24 de septiembre de 1966. _______________________________________________________________
Para su evaluación política, a Camilo no le era conveniente ir al aeropuerto a despedir a los padres cuando estos se fueran a ir del país, y así se lo hicieron saber en oportunas y frecuentes sugerencias desde los dirigentes ideológicos de la Universidad hasta sus suegros, mas convencido de su obligación filial, con la habilidad de un orfebre planificó una estratagema digna de un campeón mundial de ajedrez, a sabiendas de que ponía en juego su título como Médico Veterinario.
─La "tía" del otro edificio tiene una carta para ti ─le dijo un día uno de los compañeros de dormitorio.
Y en sugerentes sobres rosados siguieron llegando cartas para Camilo, primero equivocadamente, pero con toda intención, al edificio Dos de beca, y con posterioridad y con la dirección correcta a la recepción de su albergue.
─Son de una amiga ─dijo Camilo tratando de pronunciar la palabra "amiga" con una sospechosa falsa ingenuidad a todo el que le preguntó cuando ya era del dominio público lo de su abundante correspondencia.
Dos meses después reconoció entre el círculo de sus más allegados que tenía otra novia, y con la habilidad entonces propia de un escritor de telenovelas brasileñas, inventó personajes, anécdota, trama y desarrollo de un supuesto romance, por lo que, cuando avisado secretamente por sus padres de que les había llegado la salida, nadie dudó del supuesto encuentro que se inventó con su amada durante dos días en un perdido motel de la provincia, obteniendo además así la complicidad de sus compañeros de aula para si Rita preguntaba por él, le confirmaran que estaba en una granja avícola por Cascajal haciendo un trabajo de curso.
─Allí no hay forma de avisarle ─le dijeron a la novia.
─Es que sus padres se van mañana ─insistió la muchacha.
─Él siempre ha dicho que no los despediría.
Para solventar la situación en el aeropuerto necesitó también de habilidades especiales, esa vez de espía en misión secreta, pues debió permanecer oculto hasta que el chofer de Jarahueca contratado por sus padres bajara las maletas y se marchara; sólo entonces se puso las gafas oscuras y salió de su escondite un instante antes de que Gustavo Ramos y Nina Solís entraran en la "pecera".
─Tendrás que perdonarnos lo que hicimos ─le pidió el padre.
─No nos dejes de querer ─le suplicó la madre.
─Adiós.
Esa noche, Camilo tuvo que volver a pagar una exagerada tarifa en un auto particular de alquiler para regresar a Santa Clara. Aparentemente todo había salido bien. Sus compañeros no tendrían por qué pensar que él había venido a La Habana despedirse de los padres, pues le creían entre las piernas de su amada. No obstante, la duda y la incertidumbre le roían la tranquilidad, y pensó la conveniencia de algún otro elemento que hiciera aún más creíble su historia |sin que de momento se le ocurriera cuál podría ser, mas un hecho casual vino a darle el toque de genialidad que necesitaba su ardid.
En Matanzas se detuvieron somnolientos a tomar café en un establecimiento abierto por la madrugada, y cuál no sería la sorpresa de Camilo al encontrarse a Mercedes, la ex matrona del prostíbulo de Cárdenas, sentada detrás de la contadora del lugar.
─ ¡Mi niño! ─exclamó esta con alegría y lo abrazó para darle un beso en la mejilla.
─ ¡Mercedes!
Estuvieron conversando hasta el momento de reiniciar la marcha y fue entonces cuando la mujer le señaló:
─Te manché la camisa de creyón ─sonrió con picardía y agregó─: ¿Qué va a pensar tu novia?
Camilo trataba de verse la marca cuando oyó el último comentario y ello fue suficiente para que le brillara la idea. Se zafó el primer botón de la camisa, se dejó un hombro fuera y le pidió a Mercedes que le diera una mordida allí que le dejara marcados los dientes.
Sorprendida la mujer ante tal petición, no sabía qué hacer y miró interrogante a Camilo.
─Por favor ─suplicó este como respuesta.
Mercedes se encogió de hombros, acercó su boca hasta donde el muchacho le indicaba y clavó allí con tanta fuerza su dentadura que le dejó incrustado en la piel polvo de oro de uno de sus colmillos.
Después del gesto de dolor, Camilo le sonrió mientras se abotonaba de nuevo la camisa.
─Gracias.
Fue a correr hasta el auto en que viajaba, pero se detuvo de nuevo delante de la mujer, le dio otro beso de despedida y le dijo:
─Eres un ángel.
_______________________________________________________________
EL SUR, Sierra Maestra.- "Estamos viendo en los jóvenes a los seguidores más fieles, a los cuales podemos entregarles con toda confianza nuestra bandera de victoria", dijo ayer el Comandante Raúl Castro al vencer ayer otra etapa de la marcha hacia el Segundo Frente "Frank País".
Joaquín Orama, enviado especial.
Periódico Granma, sábado 24 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
La boda se celebraría inmediatamente después de la graduación. Liz Baliño se ocupó del ajuar y de todos los preparativos de la fiesta. La Luna de Miel sería en Varadero y para los futuros esposos se acondicionó especialmente uno de los cuartos del chalet de la Doble Vía. A causa del racionamiento en el país, el bufete que le correspondía por la asignación para bodas no era suficiente para el número de invitados con los que los padres de Rita estaban comprometidos, y tanto uno como el otro se tuvieron que valer de sus relaciones de amistad o funciones públicas y políticas para agenciar otros dos pasteles de boda, panecillos para bocaditos, pasteles de carne y de dulce, cajas de cervezas, botellas de buen ron, un cerdo, dos carneros y dulces finos variados, así como platos de cartón, servilletas de papel y vasos plásticos en número igual al de los participantes previstos para el festejo.
─Debemos resolver una buena cartulina para las invitaciones.
─El vestido de novia hay que ir a alquilarlo a La Habana.
Siempre que Rita o Camilo quisieron intervenir en algún asunto relacionado con su boda, los padres de la muchacha les indicaban que ellos solamente tenían que ocuparse de estudiar para los últimos exámenes de sus respectivas carreras, y prometían seguir ocupándose de todo. Camilo añoraba que a su graduación como veterinario lo ubicaran en alguna de las cooperativas que se creaban por la zona, y que él y Rita vinieran a residir a la casa donde estuvo el hogar de su infancia, por lo que antes de terminar en la Universidad decidió realizar el postergado viaje a Jarahueca para entrar en la que fue la vivienda de sus padres, pero cuál no sería su sorpresa al encontrarse viviendo allí a dos familias extrañas.
─El Estado nos la entregó ─le dijo con cara de pocos amigos el jefe de uno de aquello núcleos.
Después de indagar en las oficinas de la O.R.I., de la Reforma Urbana y hasta en la jefatura de la Milicia, fue en el despacho del oficial del MININT que atendía Emigración en el municipio donde supo la verdad.
─Tus padres presentaron un documento firmado por ti en el que renunciabas a tus derechos sobre la vivienda y los bienes que en ella hubiera[2].
Camilo decidió no regresar por Jarahueca. Se sintió traicionado, pero no quiso, con su presencia allí, exponer a sus padres al juicio de tantos que en aquel pueblo les querían bien. Fue para la salida de Yaguajay y esperó por un transporte que lo llevara hasta Caibarién, puerto de mar donde pensaba tomar una guagua que le regresara a Santa Clara, pero como los pocos carros que pasaban no paraban o no llegaban hasta su destino, se le hizo tarde y perdió la última salida de ómnibus de ese día, por lo que debió hacer noche en aquel pueblo. Sin sueño ni deseos de encontrarse con nadie, decidió no buscar hotel y se fue a deambular por la penumbra de las desiertas calles de media noche. Sin rumbo definido, el terral lo fue llevando hasta una de las callejuelas que desembocaban junto a la costa y ya en ella, caminó alejándose de las tímidas bombillas que se bamboleaban al viento en los portales de las rústicas casas de madera.
La salobre humedad, el penetrante olor a pescado podrido y el ronroneo de las olas batiendo incansablemente cerca de sus pies, le fueron ablandando la aparente fuerza de su postura y dos lágrimas se asomaron impúdicas a sus mejillas. Extrajo un cigarro y se lo llevó a los labios para tratar de ahogar con humo el temblor que sentía en el pecho, pero lija de mala calidad le impidió encender los fósforos, y aquella nueva impotencia vino a completar su frustración. Sobre el tronco de un cocotero en el suelo, se derrumbó y, allí, en medio de la aparente soledad de la noche, sin bajar la cabeza ni dejar de mirar las estrellas a lontananza, comenzó a sollozar.
─¡Alto ahí!
Era la Milicia, y preso se lo llevaron bajo la sospecha de tratar de salir ilegalmente del país. Negado a dar explicaciones, fue inmune a los interrogatorios y amenazas de simples pescadores convertidos por obra y gracia de una guardia nocturna en soldados de la dignidad patria. Lo encerraron en un calabozo y, para sorpresa de todos y de sí mismo, se durmió agotado por un día de tanta actividad y emociones.
_______________________________________________________________
HACEN ALTO SEGUIDORES DEL II FRENTE "FRANK PAÍS" EN LOS MANGOS DE BARAGUÁ.
El Comandante Abelardo Colomé (Fury), al hacer la clausura del acto, dio la bienvenida a las columnas en nombre de los oficiales, clases y soldados del Primer Ejército de Oriente.
Joaquín Oramas, enviado especial.
Periódico Granma, lunes 26 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Al otro día, y ya delante de un investigador profesional, Camilo se percató de que era poco lo que tenía para explicar. Habló de la Universidad y mencionó al oficial de Emigración de Yaguajay, pero no fue hasta la mañana siguiente, que su suegro vino a buscarlo en compañía de un dirigente del MININT en la provincia, que lo pusieron en libertad.
─No estamos en época ni de cazar cangrejos ─le dijo riéndose el amigo de su suegro durante el viaje de regreso a Santa Clara.
Un mes después, doscientos setenta y seis jóvenes, provistos cada uno de una mochila que contenía hamaca, nailon y otro uniforme de miliciano, así como alguna ropa interior y pertenencias para el aseo personal, partieron a las tres de la tarde de la explanada frente al rectorado de la Universidad Central de Las Villas, y hasta otra explanada, frente a otro rectorado de otra universidad, la de Oriente, fue el viaje. Habían vencido sus estudios e iban a graduarse en la primera promoción íntegra de la Revolución. Los gallos cantaban en la serranía en la que se asentaba la heroica ciudad, y por el este, como la madrugada en que Fidel partió para asaltar el Cuartel Moncada, el sol se hacía anunciar con un resplandor que comenzaba a quebrar la oscuridad, pero no era la derrota y la muerte quienes esperaban esta vez: eran la vida, la esperanza y el futuro. Ya los habaneros habían partido y los orientales lo harían inmediatamente después que los villaclareños salieran. La parada fue sólo para cambiar el cansancio de doce horas hacia los camiones que ahora les transportarían.
Bordeando el mar y con la Sierra Maestra por el otro costado, Camilo y Rita, y sus compañeros de estudios vieron amanecer, sintieron el calor de las primeras horas de la mañana, y cuando ya clamaban por agua, los vehículos se detuvieron y se dio la orden de descender de ellos. A partir de ese momento dependerían de sus piernas para la travesía que durante dos semanas iban a realizar.
De Oro del Macío a San Lorenzo, el primer campamento, las primeras ampollas y el orgullo de haber vencido a La Anita, a Paraná y al empinado Tártaro. Para suerte de Rita, Camilo descubrió que la mochila de su novia sobre el pecho, le hacía contrapeso a la que cargaba en la espalda y se les facilitaba el andar. Después fueron Cruce de los Baños, El Sur y Gimbambay.
¡Gimbambay!
_______________________________________________________________
AZOTADOS POR FUERTE AGUACERO LOS INTEGRANTES DE LA MARCHA DEL II FRENTE EN LA ZONA DE GIMBAMBAY.
Periódico Granma, lunes 26 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Esa noche, secándose la ropa sobre el cuerpo junto a una de las tantas fogatas que hubo que encender en las partes altas del campamento, Rita recostó llorosa su cabeza sobre el pecho de Camilo, y este, acariciándola con una inevitable mano enfangada, la consoló y le dijo:
─Te quiero. Te quiero mucho, Rita.
Y precisamente por la burla de sus compañeros ante tal escena de amor en aquellas inapropiadas circunstancias, fue que Raúl Castro, quien pasaba por entre los jóvenes impartiendo ánimo, supo de la proximidad de la boda de la pareja.
_______________________________________________________________
El amanecer siguiente hizo descender sobre caminantes y fango un sol esplendoroso. Belleza para las pupilas, sadismo para los pies. Porque cuando la civilización fracasa, triunfa la prehistoria: son los pies, uno por uno, enfangados y resbalosos, los que pasan por donde no pueden los neumáticos de los más modernos camiones.
MUÑOZ‑UNSAIN. Segundo Frente ocho años después. Revista Cuba #10. Octubre de 1966.
_______________________________________________________________
Sin embargo, a media mañana hubo un alto imprevisto en la caminata, y en camiones se les desvió de la ruta.
_______________________________________________________________
ENCUENTRO DE FIDEL Y ESTUDIANTES DE LA MARCHA DEL II FRENTE.
PILOTO DEL MEDIO.‑ Los primeros en llegar junto a Fidel fueron los estudiantes de la Columna Abel Santamaría de la provincia de Las Villas..."Los de agronomía y veterinaria dijo Fidel que me acompañen para explicarles el plan de siembras en esta zona".
A las 12 del día, Fidel terminó su recorrido entre los miembros de las columnas. Estos fueron trasladados en camiones hasta el lugar donde habían sido desviados de la ruta del Segundo Frente. El propio comandante Raúl Castro hizo la distribución y organización de la salida de las columnas.
De allí siguieron caminando organizadamente hasta este campamento de Piloto del Medio, donde Raúl estableció su primer campamento en territorio del Segundo Frente.
Joaquín Oramas, enviado especial.
Periódico Granma, martes 27 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
______________________________________________________________
"Estoy completamente seguro de que este recorrido será para ustedes muy útil y será un recorrido que les enseñará mucho, y será un recorrido inolvidable.
Yo, por mi parte, pienso que esa foto de la Columna comiendo melones alrededor de nuestra pequeña parcela experimental aquí será una fotografía histórica, la de esta Columna que a su paso por aquí probó los melones.
Espero que hayan visto como toda la población en todas partes, mujeres, niños, ancianos, milicianos, trabajadores de todo tipo, se han esmerado por atenderlos. Ellos tienen conciencia de lo que ustedes significan y de lo que ustedes valen para el país. Ahora sólo falta que ustedes también sepan tener conciencia de lo que ellos significan y ellos valen para el país.
¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!".
(De las palabras pronunciadas por el Comandante Fidel Castro, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, al encontrarse con los integrantes de la marcha al Segundo Frente "Frank País" en los Pinares de Mayarí el 26 de septiembre de 1966.
Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario).
_______________________________________________________________
Pinares de Mayarí resultó un sitio paradisiaco. Contrario a la noche anterior, el cielo en desagravio les regaló un firmamento limpio y estrellado. Para amarrar las hamacas tuvieron, no los improvisados parales de campamentos anteriores, sino los troncos de cientos de pinos que perfumaban el ambiente con su resina. A sus pies, una vista panorámica de la amplia llanura oriental en la que, como espejo de las estrellas, titilaban diferentes poblados. Para que nada les faltara, Ana Leonor, una de las compañeras de Rita, se puso a cantar boleros cerca de ellos, pero a pesar de todas estas condiciones, no fue noche para el romanticismo.
Marcos Antonio Abreu, el presidente de la FEU de la Universidad Central, se acercó dando voces. Cuando al fin los localizó entre tantas sinuosidades del terreno, tantos árboles y tantas mochilas en el suelo, se les paró delante y les dijo:
─Vamos conmigo. Raúl y Vilma quieren hablar con ustedes.
_______________________________________________________________
EL HURACÁN AVANZA SOBRE CUBA
Alojados en Mayarí Arriba los 1,200 estudiantes seguidores del II Frente.
Periódico Granma, viernes 30 de septiembre de 1966.
_______________________________________________________________
Esta vez, más que la lluvia misma, los vientos y la amenaza de algún posible desastre mayor hicieron modificar muchas de las actividades programadas para los festejos de graduación, pero ahora estaban a buen resguardo, y los juegos de mesa, las mismas anécdotas repetidas una y otra vez y las bromas de todos los días, les ayudaron a vencer el tedio del encierro.
─A tu mamá no le va a gustar.
─Ni a mí tampoco ─dijo Rita─, pero... ¿podemos decir que no?
ꟷ¡Claro que no!
ꟷ¿Entonces…?
ꟷLa ceremonia será en el mismo acto de graduación
_______________________________________________________________
RESUMIÓ RAÚL CASTRO ACTO DE GRADUACIÓN DE ESTUDIANTES DE LA MARCHA II FRENTE.
La primera veterinaria graduada en la Universidad de Las Villas, Iris Sánchez, recibió el documento a nombre de los demás veterinarios.
"Ni ciclones ni piratas podrán detener la marcha de la Revolución", dijo Raúl en Mayarí. "Debíamos, con ciclón o sin ciclón, hacer la graduación y aquí estamos llevándola a cabo a pesar del ciclón".
Joaquín Oramas, enviado especial.
Periódico Granma, domingo 2 de octubre de 1966.
_______________________________________________________________
─Felicidades, Camilo.
─ ¡Qué sean muy felices!
_______________________________________________________________
Las sierras, efectivamente, provocaron lunas de miel: durante la marcha, dos parejas decidieron casarse y lo hicieron en La Mícara, ante mil quinientos testigos reunidos en el comedor del albergue. Los cuatro contrayentes eran graduados universitarios. Con excepción de ellos cuatro, el resto emprendió regreso al día siguiente en una larga caravana de ómnibus.
MUÑOZ‑UNSASIN. Segundo Frente ocho años después. Revista Cuba # 10. Octubre de 1966.
[1] "A principio de la segunda quincena del mes de septiembre próximo, los compañeros que se gradúan en el actual curso académico 1965‑1966, en unión de los Observadores Ejemplares al 4to. CLAE, tendrán el doble honor de poder realizar el histórico recorrido que durante la lucha armada contra la tiranía hicieron el Comandante Raúl Castro Ruz y un puñado de heroicos combatientes, para abrir el Segundo Frente Oriental Frank País, y de ser acompañados, más bien dirigidos, en la reedición de esta gloriosa página de nuestra historia, por el propio Comandante del Segundo Frente, compañero Raúl Castro".
(Tomado del Documento con las recomendaciones del SEDER a los compañeros graduados).
No hay comentarios:
Publicar un comentario