PERSONAJES:
MIGUEL
CAMILO
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN DEL ESPACIO. A SEÑAL, BAJA A FONDO.
LOCU 1: (LIGERA RESONANCIA) Esta es tu novela.
LOCU 2: Espacio de la C.M.H.W. para los que gustan del drama del hombre de todos los tiempos.
SONIDO: LIGA CON EL TEMA DE LA SERIE. A SEÑAL, A FONDO.
LOCU 1: (LIGERA RR) Brizna al viento.
LOCU 2: Original para la radio del escritor Luis Cabrera Delgado.
SONIDO: DESTACA Y BAJA A FONDO.
LOCU 1: Hoy con el capítulo...
LOCU 2: Número once.
SONIDO: CESA TEMA. TIMBRE DE TELÉFONO EN TERCER PLANO.
EFECTO: ABRE PUERTA DE LA CALLE. PASOS QUE ENTRAN. CIERRA LA PUERTA. PASOS.
SONIDO: TIMBRE ACERCÁNDOSE A PRIMER PLANO A MEDIDA QUE LOS PASOS AVANZAN.
MIGUEL: (PARA SI) Parece que en esta casa no hay nadie.
EFECTO: CESAN PASOS. DESCUELGA TELÉFONO.
SONIDO: CESA TIMBRE.
CAMILO: (SEGUNDO PLANO) Si es para mí, no estoy.
MIGUEL: (SORPRENDIDO) ¡Eh! (TR) Oigo. (PAUSA). Hola. Es Miguel. (PAUSA) Acabo de llegar, mami no está y (CON INTENCIÓN) parece que en esta casa no hay nadie. (PAUSA) Bueno. Chao.
EFECTO: CUELGA TELÉFONO.
CAMILO: (SEGUNDO PLANO) ¿Quién era?
MIGUEL: Por fin, ¿estás o no estás?, porque si no estás como me dijiste, debo estar hablando con un fantasma.
CAMILO: (SEGUNDO PLANO) No estoy para gracias, Miguel...
MIGUEL: (CORTA BURLÓN) Últimamente.
EFECTO: PASOS A PRIMER PLANO.
CAMILO: ¿Quién era?
MIGUEL: Dolores, una compañera de mami del Pedagógico.
Yo creo que tú ni la conoces.
CAMILO: Claro que sí.
MIGUEL: ¿Por qué no habías cogido el teléfono?
CAMILO: Es que por el timbre me pareció que... (TR) No me hagas caso. No sé por qué te digo esto.
MIGUEL: Quizás para que te coja lástima.
CAMILO: ¿A qué viene eso?
MIGUEL: Pero no. En todo caso me tendré lástima yo mismo.
CAMILO: ¿Tú? ¿Por qué?
MIGUEL: Porque el hombre que se casó con mi madre, el hombre que se supone sea como mi verdadero padre, pues para algo me crió, parece que tiene miedo de una llamada telefónica.
CAMILO: Tú no entiendes más de cuatro cosas, Miguel.
MIGUEL: Bueno, tanto como no entenderlas, no. Yo lo que no las entiendo a tu manera. Las entiendo a la mía, y con este asunto, hace tiempo que llegué a la conclusión de que no te atreves a enfrentar los hechos. Pero bueno, no vale la pena...
EFECTO: PASOS HASTA SEGUNDO PLANO. SE DETIENEN.
CAMILO: Miguel.
MIGUEL: (EN SEGUNDO PLANO). ¿Qué?
CAMILO: ¿Quieres tomarte un trago de ron conmigo?
MIGUEL: ¿Estás tomando?
CAMILO: Sí.
MIGUEL: Te acepto, porque una invitación tuya de ese tipo no se da todos los días, y además, porque... (TR) Déjame tomar primero un poco de agua.
EFECTO: PASOS DESDE SEGUNDO SE ALEJAN.
MIGUEL: (LIGADO. ALEJÁNDOSE) O si quieres ven para la cocina.
CAMILO: (PROYECTA) Voy. Déjame llevar la botella.
MIGUEL: (PROYECTA DESDE TERCER PLANO) ¿Saco hielo para ti?
EFECTO: PASOS.
CAMILO: El ron no se toma con hielo.
EFECTO: CESAN PASOS. CIERRA REFRIGERADOR.
MIGUEL: (PRIMER PLANO) Para gustos se han hecho colores.
EFECTO: MUEVE TROZO DE HIELO DENTRO DE UN VASO VACÍO.
MIGUEL: Aquí está mi vaso.
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO.
CAMILO: Y así hablamos un poco. (TR) ¿Tú sabes que tú y yo casi nunca conversamos? (TR) Ahí tienes.
EFECTO: VASO SOBRE LA MESA. VIERTE DE NUEVO LIQUIDO EN VASO.
MIGUEL: ¿Tienes tiempo?
CAMILO: Vamos a brindar.
MIGUEL: ¿Por qué brindaremos?
CAMILO: Por el respeto y el entendimiento.
MIGUEL: (BURLÓN) ¿De los pueblos?
CAMILO: No. De nosotros dos.
MIGUEL: Entonces… ¡y por el cariño!
EFECTO: CHOCAN VASOS.
CAMILO: (TOMA) ¿Así que por el cariño?
EFECTO: MUEVEN SILLAS Y SE SIENTAN.
CAMILO: ¿Tú crees que entre nosotros no haya cariño?
MIGUEL: (BURLÓN) Según el Código de Familia vigente en nuestro país, formamos un núcleo ejemplar.
CAMILO: ¿Tú no me quieres?
MIGUEL: (SERIO) De cierta manera... sí. Creo que sí. (PAUSA. TOMA) ¿Y tú a mí? (TR) Siempre me ha parecido que no.
CAMILO: (SONRÍE NERVIOSO) ¡Qué cosas tienes, muchacho! (QUERIENDO BROMEAR) Además, eres el único que tengo conmigo. Ángel en la Unión Soviética...
MIGUEL: (CORTA) Perdón, y por una cuestión de orden. En Ucrania. Ya la Unión Soviética no existe. Recuérdalo bien.
CAMILO: Y Melbita en La Habana.
MIGUEL: ¿Ya? (TR) Decididamente tienes mala memoria. (TR) Y Camilo Ernesto y Alberto Raúl en Miami.
CAMILO: (PENSATIVO) En Miami.
MIGUEL: ¿Tú creías que la llamada era de uno de ellos?
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO.
CAMILO: (TOMA) Sí.
MIGUEL: ¿Qué edad tenían tus hijos cuando se fueron?
CAMILO: Cuando se los llevaron. (TR) Camilito tenía cinco y Alberto Raúl, tres.
MIGUEL: Yo nunca he visto fotos de ellos.
CAMILO: Por ahí hay un álbum de cuando eran chiquitos.
MIGUEL: No, no. Esas sí. Yo te digo de muchachos, de hombres, de ahora.
CAMILO: Una vez, Coca, una hermana de mi suegro... (RECTIFICA) Del abuelo de los muchachos, quise decir, que vivía en La Habana, me dio una que no sé ni por dónde anda, pero fue al poco tiempo de estar allí. Todavía eran unos niños.
MIGUEL: ¿La que llevaste oculta a Angola?
CAMILO: (SORPRENDIDO) ¿Cómo tú sabes eso? ¿Tú mamá te lo contó?
MIGUEL: No.
CAMILO: Por algo tienes que saberlo.
MIGUEL: Los adultos se creen que los niños no oyen ni, mucho menos, que comprenden todo lo que ocurre a su alrededor. (TR) Una vez lo hablaste con mami delante de mí.
CAMILO: Está en la gaveta de mi mesita de noche.
MIGUEL: ¿Nunca le has escrito?
CAMILO: No.
MIGUEL: ¿Te podía perjudicar?
CAMILO: ¿Perjudicar?
MIGUEL: Sí. Políticamente. A los militantes nunca les habían dejado que se comunicaran con los familiares en el extranjero.
CAMILO: ¿Y no puedes pensar que no lo hice porque me podía perjudicar en otro sentido?
MIGUEL: ¿En cuál?
CAMILO: En el afectivo.
MIGUEL: Pero el no haber tenido relación con tus hijos, te tiene que haber afectado también.
CAMILO: Sí. Mucho.
MIGUEL: ¿Entonces?
CAMILO: Había que ver cuál de las conductas es más dañina o, al menos, cuál lo sería para mí. Primero, cuando se los llevaron, yo me desesperé: pensé que me iba a volver loco e hice todo lo que pude para que dejaran ir a buscarlos de cualquier manera, pero no fue posible.
MIGUEL: No te lo permitieron.
CAMILO: Imagínate qué problema... político se hubiera creado en el plano diplomático si el gobierno de Cuba le hubiera permitido a un cubano ir, tal vez de manera clandestina, a los Estados Unidos a rescatar a sus hijos y traerlos de vuelta para aquí. (TR) Yo lo entendí.
MIGUEL: Tú sabes, ya eso lo hemos discutido, que hay muchas cosas de este gobierno que yo nunca he entendido muy bien. Unas veces sí, y otras veces no. Y no sólo en esto, sino en otros muchos asuntos. Un tipo procedente de los Estados Unidos puede entrar clandestinamente a Cuba y llevarse dos niños para allá en contra de la voluntad de su padre. (TR) Oye, aquí por cosas menores se ha armado tremendo rollo. Se han invocado los derechos humanos, los principios, ¡se ha ido hasta la ONU! Aquí todos, ¡hasta el pipisigallo!, hemos tenido que salir a protestar en Marchas del Pueblo Combatiente y hemos estado dispuesto a cualquier cosa: ¡hasta a la guerra nuclear! Sin embargo, se roban a tus hijos y entonces te convencen de que no es diplomático que tú vayas y los recuperes.
CAMILO: (SIN MUCHOS ARGUMENTOS) Hay cosas que tú no entiendes
MIGUEL: Sí, sí las entiendo, a mi manera y no como dicen que tengo que entenderlas.
CAMILO: ¿Tú piensas que yo...?
MIGUEL: (CORTA) ¡Pienso! Eso es ya bastante, pero me parece que nos vamos a desviar inútilmente del tema. (TR) Como diría mami: recapitulemos.
CAMILO: Recapitulemos.
MIGUEL: Te llevan a tus hijos.
CAMILO: Sí.
MIGUEL: No los puedes recuperar.
CAMILO: Exacto.
MIGUEL: Se te presentan entonces dos alternativas. Te comunicas o no te comunicas con ellos. Según tú, cualquiera de las dos conductas te creará problemas.
CAMILO: Así es.
MIGUEL: Y entonces decides no saber más de ellos.
CAMILO: (AFIRMANDO) No.
MIGUEL: ¿Por qué?
EFECTO: VASO. VIERTE LÍQUIDO.
CAMILO: ¿Te sirvo?
MIGUEL: No. En quince años que llevamos juntos, creo que es la primera vez que nos sentamos a conversar como...
CAMILO: (CORTA) ¿Cómo padre e hijo?
MIGUEL: No. Como dos amigos, y quiero estar claro.
CAMILO: Oye, esto no es ron malo. Esta botella la traje de Venezuela.
MIGUEL: ¿Por qué, Camilo?
CAMILO: ¿Que por qué traje este ron de Venezuela?
MIGUEL: No.
SONIDO: MÚSICA APROPIADA DE FONDO.
CAMILO: (BEBE) Para mí fue muy duro esa decisión, pero si no iba a poder estar con mis hijos, si no iba ni siguiera a poderlos ver, si se iban a criar en un medio con una creencia y con principios irreconciliables con los míos, preferí darlos por muertos y llorarlos una sola vez. De lo contrario, siempre iba a estar sufriendo la situación. (PAUSA) La muerte es la única separación a la que uno se adapta, ¿y sabes por qué? Porque el muerto se entierra y no se ve más. Si cuando un ser querido muere, tú lo pudieras dejar en la casa para estarlo viendo a toda hora del día, o, si aunque no lo tuvieras presente, pudieras saber de él, hablar con él cada cierto tiempo, siempre tendrías el dolor de no tenerlo contigo, a tu lado.
MIGUEL: ¿Entonces mataste a tus hijos?
CAMILO: Ellos murieron para mí.
SONIDO: MÚSICA DILUYE.
MIGUEL: Pero el problema es que no es verdad. Tus hijos están vivos. ¡Vivos!.
CAMILO: Lo sé, pero no quiero saber de ellos.
MIGUEL: Camilo, mira, mientras tus hijos fueron niños, tuvieron que aceptar tu decisión, pero eso fue por mucho tiempo ya, y ahora son adultos. Con toda razón se creen con el derecho de expresar su voluntad, y que se les oiga, acerca de la relación que quieren con su padre.
CAMILO: Está bien. Esa será su voluntad, pero no me la pueden imponer.
MIGUEL: Como tampoco tú les puedes imponer la tuya.
CAMILO: Tres veces he cambiado el número del teléfono de la casa. No sé cómo lo averiguan. (TR) Alguien se lo tiene que estar dando.
MIGUEL: Yo.
SONIDO: MÚSICA DRAMÁTICA DE FONDO.
CAMILO: ¿Quién?
MIGUEL: Yo.
EFECTO: CORRE SILLA. SE PONE DE PIE.
CAMILO: Yo no puedo creer que tú... (TR) (MOLESTO) Esas son las cosas tuyas que yo no comprendo, Miguel. (TR). ¿Pero cómo tú has podido...?
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO.
MIGUEL: (PAUSADO) Por el respeto y el entendimiento.
CAMILO: SUSPIRA HONDO PARA CALMARSE.
EFECTO: CORRE SILLA Y SE SIENTA.
CAMILO: ¿Por qué lo hiciste?
MIGUEL: Por solidaridad. (TR) No socialista: solidaridad humana. (TR) Hay cosas que tú no has vivido y no las puedes saber.
CAMILO: ¿Como cuáles? (TR) Para ver si logro entenderte, ¿no?
SONIDO: FILTRA MÚSICA APROPIADA DE FONDO.
MIGUEL: Como no tener padre, o lo que es peor, haberlo tenido y un buen día... ¡zas!, desaparece. Tú eres un niño y no sabes lo que ha ocurrido, y lo que te dicen, sabes que es mentira, que te están tratando de engañar. Te quedas perdido, porque se te acaba la seguridad, el cariño: ¡todo!
CAMILO: En el caso de mis hijos, yo no tuve la culpa.
MIGUEL: Eso a ellos no debe haberle servido de mucho, y tú no sabes, no puedes saber, lo que es vivir un día tras otro con miedo y sin esa figura que era tan importante para ti. No, Camilo, eso hay que vivirlo.
CAMILO: Sé que no es igual, pero al menos tú me tuviste a mí.
SONIDO: CESA.
MIGUEL: (SE RÍE BURLÓN) Eres un vulgar materialista mecanicista. Estás aplicando la ley universal de la concatenación de los fenómenos de la realidad objetiva, pero esa mierda aquí, en el pecho, no funciona. Si hoy en día pudiera encontrarme con mi padre, si pudiera al menos hablarle por teléfono, no habría nada en este mundo que me lo impidiera. (TR) ¿Cómo crees que no le voy a dar el número de teléfono de esta casa a tus hijos?
CAMILO: ¿Tú... has hablado con ellos?
MIGUEL: Sí. Me han llamado al trabajo.
CAMILO: ¿Qué le has dicho?
MIGUEL: ¿Qué les voy a decir? Que son unos cobardes y unos pendejos. Que cojan un avión y que venga para acá y se te paren delante y te digan: papá, aquí estamos. Y ya. (PAUSA) (TR) ¿No quisieras verlos?
CAMILO: Cuando te invité a un trago, dijiste que me aceptabas por dos razones. Una era que no todos los días yo hacía una invitación semejante. ¿Y la otra? La otra razón no la dijiste.
MIGUEL: Porque tomar solo no es bueno. Cuando dos personas se reúnen a tomar, es un acto social, un motivo para la comunicación. (TR) (BURLÓN) Aunque sea para meterse mentiras (SERIO) y puede ser hasta algo útil, pero tomar solo... Es... Bueno, puede ser por muchas razones, pero nunca es sano, y últimamente te veo, no sé, preocupado: disgustado.
CAMILO: Yo pensé que no te fijabas mucho en mí.
MIGUEL: (BURLÓN) A veces.
CAMILO: ¿Van a venir?
MIGUEL: ¿Tus hijos?
CAMILO: Sí.
MIGUEL: Cuando se pensó, por los disturbios en La Habana, que el Gobierno abriría de nuevo las fronteras del mar, alquilaron un yate para venir a buscarnos, y me llamaron...
CAMILO: (CORTA) ¿Y tú qué le dijiste? (TR) Yo no puedo pensar...
MIGUEL: Despreocúpate, Camilo. Yo no estoy loco ni soy anormal. Claro que les dije que ni se les ocurriera. Iban a venir por gusto, porque nosotros no nos íbamos a ir y que aquí les llenarían el barco de escoria y presidiarios y que tendrían que regresar con ellos como le pasó a todo el que vino cuando Mariel.
CAMILO: (CORTA) Cuando Mariel se fue todo el que quiso irse.
MIGUEL: Yo sé de uno que cargó a la familia en el Mariel y como le faltaba la suegra, antes de dirigirse a los Estados Unidos, le dio la vuelta a la isla y fue hasta Santa Cruz del Sur a recogerla.
CAMILO ¿Y esa historia? (TR) Eso no es verdad.
MIGUEL: No. Claro que no. Pensé que había llegado el momento de empezar a decirnos mentiras, ¿no?
CAMILO: Conversar contigo es como caminar por un campo minado. En cualquier momento...
EFECTO: GOLPEA LA MESA CON LAS MANOS ABIERTAS.
MIGUEL: (CORTA) ¡Paf! Explota la bomba (SE RÍE).
CAMILO: ¿Tú eres así con todo el mundo?
MIGUEL: Un poco. Aunque fuera de los marcos de esta casa me tengo que cuidar, pero con mis amigos y mi familia le puedo dar riendas sueltas a mi gusto por atacar las actitudes oficialistas.
CAMILO: ¡Actitudes oficialistas! (TR) ¿Qué sabes tú de la vida?
MIGUEL: Más de lo que tú piensas.
CAMILO: (PAUSA) ¿Y tú y yo no podremos nunca hablar como dos amigos?
MIGUEL: Yo lo estoy intentando hace quince años.
CAMILO: Vamos a tratar de hacerlo ahora.
MIGUEL: Vamos. Pero vamos a decirnos la verdad, lo que de veras pensamos. Nadie nos va a oír. Esto es una conversación entre dos hombres, y lo que se hable no va a salir de aquí.
CAMILO: Está bien. Vamos a empezar. Me parece como si me estuvieras acusando de falsedad. ¿Tienes ese criterio de mí?
MIGUEL: Sí en muchos sentidos, y no es una acusación de carácter personal. El problema de la mentira es que se ha convertido en condición inherente al cubano. Todos nos hemos vuelto falsos, y lo triste es que esta condición no entra en la escala de valores de nuestra moral. Como robar.
CAMILO: Según tu teoría, tu mamá, por ejemplo, es falsa y mentirosa.
MIGUEL: Sí, y la quiero muchísimo. El tenerla en ese concepto no afecta mi relación con ella. (TR) ¿Qué te parece?
CAMILO: Yo me imagino que tengas elementos más que suficientes para decir eso de tu madre, porque si no, sencillamente eres un monstruo.
MIGUEL: Mira, Camilo, vamos a dejar ese tema. (TR) Sírveme otro trago.
EFECTO: VASO.
CAMILO: No, Miguelito, no. Yo te quiero entender, pero lo que acabas de decir es algo muy serio.
MIGUEL: No me hagas caso.
CAMILO: (FIRME) Sí tú no respetas a tu madre, yo sí, y te exijo aclares eso o te retraigas.
MIGUEL: (APARENTANDO SUPERFICIALIDAD) Me retraigo. Ya te dije que todos somos unos mentirosos, y yo el primero de todos.
EFECTO: CORRE SILLA. SE PONE DE PIE.
CAMILO: Tú lo que eres, es un mierda, y yo no sigo hablando contigo.
EFECTO: PASOS SE ALEJAN. SE DETIENEN EN SEGUNDO PLANO.
MIGUEL: (PROYECTA) Yo soy un mierda, pero tú eres un infeliz.
CAMILO: (SEGUNDO PLANO) ¿Que yo soy un infeliz?
MIGUEL (RECUPERANDO SU COMPOSTURA) Vamos a dejar esta conversación, Camilo. Vamos a hablar de pelota.
EFECTO: PASOS LENTOS A PRIMER PLANO.
CAMILO: (ACERCÁNDOSE LENTAMENTE A PRIMER PLANO) Para ti es muy fácil dejar esta conversación, pero para mí no. Ofendes a tu madre, te burlas de mí y como si aquí no hubiera pasado nada.
MIGUEL: (POCO CONVINCENTE) Discúlpame.
CAMILO: (MOLESTO) Aquí el único falso eres tú. Estás pidiendo que te disculpe cuando en realidad no lo sientes.
MIGUEL: Tienes toda la razón, pero discúlpame. Olvidemos lo que dije.
CAMILO: Hasta que no me digas por qué piensas eso de tu madre o te retraigas sinceramente. Lo que digas o pienses de mí, no me importa, pero de Tamara sí.
MIGUEL: (PAUSA) ¿De veras quieres saber por qué lo pienso?
CAMILO: Naturalmente. Para ver hasta dónde eres capaz de llegar.
MIGUEL: Siéntate.
EFECTO: MUEVE SILLA. SE SIENTA.
MIGUEL: Sírveme un trago de tu ron venezolano.
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO. PRIMERO EN UNO, DESPUÉS EN OTRO.
MIGUEL: Brindemos. (PAUSA. LE INSISTE) Vamos a brindar.
EFECTO: DESPUÉS DE UNA PAUSA CHOCAN VASOS.
MIGUEL: Por la verdad (TOMA) ¿Tú sabes por qué se suicidó mi padre?
CAMILO: Porque se quería ir del país y no podía.
MIGUEL: Mentira. (TR) Esa es la versión que fabricó mi madre. (TR) ¿Y sabes por qué?
CAMILO: Si hubiera otra causa, estoy seguro de que tu madre la ocultó para no dañarlos a ustedes, a sus hijos.
MIGUEL: Mentira. (TR) ¿Tú sabes en realidad qué ocurrió?
CAMILO: No.
MIGUEL: Mentira. Sí lo sabes.
CAMILO: ¿Qué te han dicho?
MIGUEL: Mentiras y verdades. (TR) ¿Tú consideras que mi madre es comunista?
CAMILO: Claro que sí.
MIGUEL: ¿Y si yo te dijera que no, que su actitud con respecto a sus principios revolucionarios es totalmente falsa?
CAMILO: ¿Y a qué viene eso con el suicidio de tu padre?
MIGUEL: ¿Tú sabes que mi madre intentó irse de este país?
CAMILO: ¿Tu madre?
MIGUEL: ¿Y que ella fue la que se lo propuso a mi padre?
CAMILO: No lo sé ni creo que sea verdad.
MIGUEL: ¿Y que nos iba a llevar a mi hermano y a mí en una lancha? (TR) Todo tiene que ver. La ley de la concatenación universal de los fenómenos a veces funciona. (TR) Tú no sabes nada de eso, ¿verdad?
CAMILO: No.
MIGUEL: En los pueblos pequeños, todo el mundo es familia. Los milicianos de Nazábal que cogieron al grupo que intentaba irse clandestino de Cuba esa noche, soltaron a las mujeres y sólo se llevaron preso a los hombres.
CAMILO: ¿Quién te contó eso?
MIGUEL: Mi padre estuvo tres años en la cárcel y cuando salió, a mi madre, por no divorciarse de un tipo que había intentado irse del país, le cuestionaron que pudiera seguir trabajando como profesora en una Secundaria Básica.
CAMILO: Hoy esas medidas parecen extremistas, pero en aquellos momentos, eran necesarias.
MIGUEL: Mi padre, mecánico principal del Central, tuvo que empezar a trabajar como machetero en una brigada de cortadores de caña, hasta que logró que lo pasaran de estibador a un almacén de comida.
CAMILO: Allí mismo fue donde un año después se ahorcó.
MIGUEL: Porque había estado robando leche en polvo para nosotros. Lo descubrieron, y ante la certeza de que lo llevarían de nuevo para la cárcel, prefirió suicidarse.
CAMILO: Todo eso es cierto.
MIGUEL: Ángel y yo teníamos cinco años.
CAMILO: Por eso Tamara ocultó la verdad, para que ustedes no se criaran con la vergüenza de un padre ladrón.
MIGUEL: Mentira. Esa fue su versión, pero la verdad es otra.
CAMILO: ¿Cuál?
MIGUEL: Con un marido contrarrevolucionario y que se suicidó por ladrón, mi madre no hubiera podido seguir trabajando en una escuela, y tuvo miedo de tener que ganarse la vida como jornalera agrícola.
CAMILO: ¿Y?
MIGUEL: Lo primero fue que llegó a la conclusión de que para sobrevivir en este país, había que, al menos aparentar, ser comunista. Mi padre, y esa fue su versión, se suicidó porque se quería ir del país, pero ella, identificada con el proceso revolucionario, no lo secundó ni mucho menos le permitía que se llevara a los hijos. (TR) ¡Genial!
CAMILO: Sin sarcasmos, por favor.
MIGUEL: Es sin sarcasmo. De veras que lo considero genial. Se mudó para Santa Clara y aquí empezó una nueva vida: miliciana, federada, cederista..., comenzó a hacer guardias, a ir a las movilizaciones agrícolas y a concentraciones. Logró una plaza en la Secundaria de Cifuentes, y como ahí fue donde tú la conociste, sabes el resto de la historia.
CAMILO: ¿Y por qué tendría que creerte?
MIGUEL: ¡No! No tienes que creerme. Tú querías la razón por la que también consideraba a mi madre como falsa y mentirosa. Esa es, y yo la creo.
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO.
CAMILO: BEBE.
EFECTO: VASO SOBRE LA MESA.
CAMILO: Dos preguntas. ¿Por qué sabes que Tamara llegó a la conclusión de que debía aparentar ser revolucionaria? Y la otra, ¿tú no crees que en una persona haya la posibilidad de cambiar sus ideas?
MIGUEL: Sí.
CAMILO: En este país había un sentimiento anticomunista muy fuerte, y hubo muchas personas que se retrajeron cuando se declaró el carácter socialista de la Revolución; después, poco a poco, se dieron cuenta de la falsedad de lo que les habían hecho creer del comunismo, y volvieron a darle todo su apoyo al Gobierno. (TR) ¿No crees que Tamara haya podido tener una evolución política verdadera y sincera?
MIGUEL: Puede ser... (TR) Debe haber sido algo así.
CAMILO: Ahora eres tú quien está mintiendo.
MIGUEL: Es cierto.
CAMILO: ¿Entonces?
MIGUEL: Cuando mi madre regresó del cementerio de enterrar a mi padre, se encerró con tío Cuco, abuelo y abuela y se los dijo.
CAMILO: ¿Qué les dijo?
MIGUEL: ¿Textualmente?
CAMILO: Si lo sabes.
MIGUEL: "A partir de hoy, voy a ser más comunista que Fidel".
CAMILO: ¿Quién te contó todo eso?
EFECTO: DOS GOLPES CON LOS NUDILLOS DE LOS DEDOS SOBRE LA MESA.
MIGUEL: Me paso.
CAMILO: (TODO EL TIEMPO IN CRECHENDO) ¿El borracho de tu tío Cuco?
MIGUEL: No sé. No me preguntes.
CAMILO: ¿Tu abuelo con la demencia con que murió?
MIGUEL: Te dije que no sé.
CAMILO: ¿O la histérica de tu abuela?
MIGUEL: No tengo por qué decírtelo. Es más, no quiero decírtelo.
CAMILO: ¿Tamara?
SONIDO: MÚSICA DE TENSIÓN A FONDO.
CAMILO: (PAUSA) Entonces sólo pudo ser ella.
MIGUEL: Pregúntale.
SONIDO: SUBE Y BAJA. CESA.
CAMILO: (SIN LA FUERZA DE LA ESCENA ANTERIOR) ¿Y tú? ¿Te crees puro?
EFECTO: VIERTE LIQUIDO EN VASO.
MIGUEL: BEBE.
EFECTO: VASO SOBRE LA MESA.
MIGUEL: No es un problema de pureza, Camilo. Es el miedo con que uno pueda vivir.
CAMILO: ¿A qué pudiera tenerle miedo yo?
MIGUEL: ¿Tú? (TR) A tantas cosas. (TR) Tú eres un gran cobarde.
CAMILO: ¡Me maravillan tus ideas...y tu sinceridad! (TR) Nunca imaginé que pensaras eso de mí. (TR) Me has sorprendido.
MIGUEL: Ahora quien trata de ser sarcástico, eres tú. Pero no me ofendes. Lo haces por miedo.
CAMILO: Bueno, pero dime algo, una cosa, a la que yo le tenga miedo.
EFECTO: VIERTE LIQUIDO AL PISO. SE MUEVE BRUSCO. CORRE SILLA.
CAMILO: ¿Qué estás haciendo?
EFECTO: CESA LIQUIDO. BOTELLA SOBRE LA MESA.
MIGUEL: Botando el ron.
CAMILO: ¿Ya estás borracho?
MIGUEL: Tienes miedo a perder algún que otro privilegio: tomar buen ron venezolano, por ejemplo. (TR) Oye, en este país no todo el mundo puede ir a Venezuela y traer una botella de... (LEE) Santa Teresa. Ron Añejo.
CAMILO: ¡Qué poco me conoces!
MIGUEL: A perder prestigio social.
CAMILO: (NERVIOSO. TRATA DE SONREÍR) ¿Y a qué más?
MIGUEL: A dejar de ser confiable.
CAMILO: Estás loco.
MIGUEL: Pero el miedo mayor de todos, es a reconocer que no has sido más que una brizna al viento, de aquí allá y de allá para acá.
CAMILO: (TRATANDO DE APARENTAR QUE NO LE DA IMPORTANCIA A LO QUE OYE) Y a que venga una vaca y me coma.
MIGUEL: (SIN HACERLE CASO) En saber que te has equivocado.
CAMILO: (SERIO) ¿En qué?
MIGUEL: En algunas cosas. Pero serias. Importantes.
CAMILO: Yo no creo que el hombre sea sabio, y yo, mucho menos. Tienes razón. Debo haberme equivocado en muchas cosas, pero no en mis principios. De eso puedes estar seguro.
MIGUEL: ¿Qué principios?
CAMILO: Los de la Revolución. Esos son inviolables. Mi conducta es otra cosa. Sé algunos de mis errores, otros no. (PAUSITA) Si pudiera volver a empezar, muchas de las cosas que hice mal, las haría de manera diferente, o al menos las intentaría.
MIGUEL: ¿Por ejemplo?
CAMILO: ¿Por ejemplo? (PAUSA). No sé... No me viene ahora nada a la cabeza.
MIGUEL: ¿Me dejas ayudarte?
CAMILO: Con tal de que no me explote una mina.
MIGUEL: Tus hijos.
CAMILO: (CON DUDA) ¿Mis hijos...?
MIGUEL: Has tenido miedo de enfrentarlos desde que se los llevaron de tu lado y todos estos años has estado escondido. Ahora ellos te descubrieron y quieren encontrarse contigo.
CAMILO: (NERVIOSO) ¿Cómo voy a tener miedo de mis hijos?
MIGUEL: Tampoco tienes miedo de perder privilegios ni prestigio ni confiabilidad. (TR) ¿No es así?
CAMILO: No tengo.
MIGUEL: ¡Coño, eres un tipo valiente!
EFECTO: TIMBRE DE TELÉFONO INSISTENTE EN SEGUNDO PLANO.
MIGUEL: ¿Qué hora es?
CAMILO: Está sonando el teléfono.
MIGUEL: Seis de la tarde. (TR) Son ellos. Iban a llamar a esta hora.
CAMILO: Y es el timbre de las llamadas internacionales.
MIGUEL: Sí. (TR) ¿Contestas?
SONIDO: MÚSICA DE TENSIÓN.
LOCU 1: ¿Contestará Camilo Alberto el teléfono? ¿Seguirá huyendo de sus hijos?
LOCU 2: No deje de oír mañana, a esta misma hora, el siguiente capítulo de la novela...
SONIDO: MÚSICA DE TENSIÓN LIGA CON TEMA DE LA SERIE.
LOCU 2: (LIGERA RR) Brizna al viento.
SONIDO: DESTACA MÚSICA Y A SEÑAL VA A FONDO.
LOCU 1: Trabajaron en el capítulo de hoy, como Camilo...
LOCU 2: Norberto Landestoy.
LOCU 1: Como Miguel...
LOCU 2: Miguel Tenorio Milord.
LOCU 1: Asesora Maritsabel Rodríguez Abdull.
LOCU 2: Musicalización de Luis Agesta.
LOCU 1: Dirección de Rogelio Castillo.
LOCU 2: Fueron sus locutores María Leysa Olivera.
LOCU 2: Y Samuel Urquía.
SONIDO: DESTACA Y QUEDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario