lunes, 28 de septiembre de 2020

carta de amor

Hijo, entre los bienes que me dejó mi padre en su herencia, el documento más valioso, el cual conservo con celo y resguardo de ladrones de oficio y cleptómanos, es la carta con la que enamoró a tu abuela. Déjame leértela para, bebiendo en el manantial de la virtud varonil, sepas de ansias y amor, anhelo y ternura, esperanza y espera. El cumplimiento de la palabra prometida siempre produce satisfacción, más cuando de amor se trata; por eso, casi sesenta años no fueron suficientes para estar juntos, y mi padre siguió a mi madre poco tiempo después de ella fallecer.

 

LA CARTA

Meneses, 14 de agosto de 1934

Srta. Aida Delgado.

Localidad.

Mi distinguida y querida Aida:

                                                      Vuelvo hoy por otra vez a molestarte y ya con estas feas líneas es la tercera que me dirijo a ti sin tener la buena suerte de recibir una letra tuya. Yo no me explico que te ocurre, puede ser que yo no sea merecedor que tú te molestes y me hagas con tus delicadas manos y tu noble corazón unas líneas dedicadas a mis, puede que sea esta la causa, pero yo no me lo explico, pues no encuentro otra que no sea esta. Tú sabes que te quiero con todo mi corazón que te estoy brindando un cariño inmensamente grande, tan grade como el que puedo tenerle a mi querida madre y por ella te juro que te quiero. Aida, te pido que me atiendas, creo ser un caballero, y no pretendo hacer perder tu tiempo ni tampoco engañarte, solamente te estoy ofreciendo un cariño muy grande y que yo tengo la seguridad que de ser aceptado por ti, sería nuestra felicidad. Solo necesito obtener de tu noble corazón un sí de amor para poderme nombrar el hombre más feliz del mundo, y entonces preparar nuestro nido de amor y de felicidad que yo supongo sería de ambos. El domingo me dijiste que esto era para perder el tiempo y que tú no estabas dispuesta a pasar tu dulce vida en vano, yo te lo juro, Aida, en nuestras relaciones tú no vas a perder tu tiempo, bueno, esto es siempre que tú veas en mí el hombre de tu felicidad, es decir, si yo soy el hombre que a ti te guste y que tenga las cualidades que tu deseas para tu futuro esposo. Yo en ti encuentro todas las buenas cualidades que puede buscar un hombre para su esposa, para la que va a ser su compañera de toda la vida, por lo tanto desearía que tú lo fueras y para ello necesito como primer paso en el amor, ser correspondido, lo cual espero de tu noble corazón. Aida, como supongo que tú contestarás esta carta, te ruego me digas si puedo ir a tu casa a verte, por ejemplo, el jueves, para que tú veas que esta es de carácter formal y que yo quiero que tenga la seriedad necesaria. Bueno, vieja, esta ya es un periódico, perdona la lata, pero sucede que cada vez tengo más deseos de escribirte y de demostrarte que te quiero.

                                               Recibe un saludo cariñoso de este que te quiere con toda su vida y te jura ser tuyo mientras viva,

Ángel Cabrera

PD:

Contéstame, no sea malita, mira que estoy loquito por recibir una cartica tuya y, más que por eso, poder nombrarme dueño de tu corazón.

 

 

1 comentario:

  1. Mi dulce y amado tío Angel Cabrera Gómez, un hombre ejemplar que supo encontrar y enamorar a la mejor novia, esposa y madre que el Universo le tenía deparada. Siempre, aún después de peinar canas, su mirada se iluminaba cuando Aidita estaba presente y las palabras, intenciones y decisiones de mi amada tía eran asumidas y apoyadas por él como si fueran propias.

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